
La enfermedad por reflujo gastroesofágico

La enfermedad por reflujo es una afección crónica que resulta del retorno del contenido del estómago y el duodeno al esófago, lo que causa varios signos o síntomas esofágicos que pueden o no estar asociados con daño tisular.
La enfermedad por reflujo ocurre cuando el músculo al final del esófago, llamado esfínter esofágico inferior, no funciona correctamente. Este músculo debe estar cerrado la mayor parte del tiempo, abriéndose solo para que la comida ingrese al estómago. Pero puede ser algo incapaz y puede que no se cierre por completo, lo que permite que el contenido del estómago regrese al esófago.
Otras situaciones pueden contribuir al reflujo, como aumento de la producción de ácido gástrico, obesidad, embarazo, hernia de hiato, síndrome de Zollinger-Ellison, hipercalcemia y esclerosis sistémica.
Las principales manifestaciones clínicas son:
Acidez de estómago (acidez de estómago): una sensación de ardor en el pecho, detrás del esternón, que puede llegar a la garganta. Este es el síntoma más común de reflujo y puede empeorar cuando una persona come, se pone en cuclillas o se acuesta. A veces se confunde con infarto de miocardio o angina de pecho;
Sensación de plenitud gástrica: informada por los pacientes como hinchazón del estómago o mala digestión;
Dolor ardiente en la “boca del estómago” (parte superior del abdomen), que generalmente despierta a la persona en medio de la noche;
Eructos (eructos);
Náusea;
Salivación excesiva;
Regurgitación ácida: reflujo de líquidos o alimentos del estómago a la boca;
Disfagia (dificultad para tragar): manifestada por asfixia;
Sensación de asfixia nocturna;
Ronquera, especialmente por la mañana;
Dolor de garganta;
Aclararse la garganta o necesitar aclararse la garganta repetidamente;
Tos crónica, neumonía recurrente, asma, sinusitis crónica;
Desgaste del esmalte dental, halitosis (mal aliento).
La intensidad y frecuencia de los síntomas no son signos de gravedad de la esofagitis. Pero existe una correlación entre la duración de los síntomas y el mayor riesgo de desarrollo de esófago de Barrett y adenocarcinoma (cáncer) de esófago. Algunos síntomas se consideran "manifestaciones de alarma" y deben investigarse más rápidamente. Son: dificultad para tragar, dolor de garganta, anemia, hemorragia digestiva, pérdida de peso, antecedentes familiares de cáncer, náuseas y vómitos, además de síntomas de gran intensidad y / o ocurrencia nocturna.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en una historia clínica detallada. Los pacientes que presentan síntomas al menos dos veces por semana durante 4 a 8 semanas deben considerarse posibles portadores de ERGE.
Como las manifestaciones clínicas son variadas, pueden ser necesarias pruebas complementarias como endoscopia digestiva alta, examen radiológico del esófago con contraste, gammagrafía, manometría, pHmetría de 24 horas o pruebas terapéuticas para ayudar en el diagnóstico.
La endoscopia digestiva alta es particularmente importante en pacientes mayores de 40 años, así como en aquellos con “manifestaciones de alarma”. Te permite ver directamente la mucosa. Pero es importante saber que una endoscopia normal no excluye el diagnóstico de ERGE, ya que puede estar presente en el 25-40% de los pacientes con ERGE. Busque un especialista en gastroenterología para evaluar sus síntomas y la necesidad de pruebas adicionales para el diagnóstico.
En Brasil, debido al bajo costo del examen endoscópico, es parte del diagnóstico inicial para pacientes con historia clínica y síntomas de ERGE, incluso menores de 40 años.
Tratamiento
Hay dos tipos de tratamiento: medidas conductuales (cambios de hábitos) y medidas farmacológicas (uso de medicamentos). Deben implementarse simultáneamente en todas las etapas de la enfermedad. Los pacientes conscientes de la importancia de cambiar su estilo de vida ayudan mucho en el tratamiento.
Las siguientes son parte de las medidas de comportamiento:
Elevación de la cabecera de la cama en 15 centímetros;
Ingesta moderada de alimentos grasos, cítricos, café, bebidas alcohólicas, bebidas gaseosas, menta, menta, productos de tomate, condimentos y leche entera;
Cuidado especial para el uso de medicamentos que pueden empeorar el reflujo, como anticolinérgicos, teofilina, antidepresivos tricíclicos, bloqueadores de los canales de calcio, agonistas ß-adrenérgicos y alendronato;
Evite comer hasta dos horas antes de acostarse (hora de acostarse);
Evite las comidas copiosas. Es mejor tener comidas fraccionadas, más veces al día;
Parar de fumar;
adelgazamiento
Evite usar ropa ajustada, ya que aumentan la presión sobre el abdomen, empeorando el reflujo;
La presencia de esofagitis en la endoscopia indica el uso de fármacos inhibidores de la bomba de protones (IBP) durante un período mínimo de 6 semanas, aunque también se pueden utilizar 4 semanas. Aquellos que no responden satisfactoriamente al tratamiento con un IBP durante 12 semanas deben duplicar la dosis durante otras 12 semanas antes de que se considere un fracaso terapéutico.
En ocasiones, se puede recomendar un tratamiento quirúrgico, según las indicaciones.
Las complicaciones más comunes son:
Esofagitis: inflamación del esófago;
Estenosis: reducción del tamaño del esófago, lo que dificulta la deglución de alimentos sólidos;
Úlcera: aparición de una llaga abierta en el esófago;
Esófago de Barrett: sustitución del epitelio estratificado y escamoso del esófago por epitelio columnar con células intestinalizadas o mixtas, en cualquier extensión del órgano. Es una alteración en la que el tejido rosado normal del esófago es reemplazado por un tejido de color "salmón" que se asemeja más al revestimiento del estómago y afecta principalmente a los varones blancos mayores de 40 años;
Sangrado esofágico: suele ser lento e insidioso, siendo a menudo responsable de anemia crónica. El tratamiento clínico es la mejor opción de tratamiento;
Cáncer de esófago: el esófago de Barrett puede progresar a cáncer de esófago en el 2 al 5 por ciento de las personas con esta afección.






